'El diálogo' ha tenido un papel protagónico en lo poco que va de 2018, siendo una noticia no solo en Venezuela sino en el mundo.
Hoy, martes 9 de noviembre se abre el dialogo entre las naciones que el 2017 veía con pavor: Sur y Nor-Corea. Por otro lado, este jueves y viernes se retoma el dialogo que más que pavor, consternación, causó entre los venezolanos el año pasado: las negociaciones entre el chavismo y la oposición en República Dominicana.
Hombres con trajes y expresiones formidables, pero que usan su oportunismo por sobre todas las cosas... me atrevería a decir que en todos los bandos. Sería más que ridículo comparar ambos diálogos, pero hay algo que tienen en común: la incertidumbre.
Se han cambiado los hombres de palabra, por las palabras de hombres que hoy carecen de honestidad. El recelo y la paranoia vive dentro de los ojos expectantes no solo de aquellos que se sientan en la mesa, sino del pueblo que espera detrás de las puertas. Las expectativas opacas han creado en el ciudadano un continuo estado de desesperanza... y es que en este tiempo de cadenitas de WhatsApp, peleas por el tamaño de botones y las 'fake news', uno simplemente ya no sabe que creer.
La era de la información, y de los desinformados, que no tienen otro remedio que dejar su confianza en aquellos hombres uniformados para sobrellevar los designios que depara el porvenir, cosa que no es una dinámica nada nueva, remonta a unos antecedentes demasiado antiguos como para dilucidar el momento en el que empezaron. Sin embargo, hoy mas que nunca nuestra vida depende de esas charlas a puerta cerrada que ninguno de nosotros llegará a oír a la espera de algún portavoz que diga aquello que mas esperamos, o que mas tememos.
Hoy, martes 9 de noviembre se abre el dialogo entre las naciones que el 2017 veía con pavor: Sur y Nor-Corea. Por otro lado, este jueves y viernes se retoma el dialogo que más que pavor, consternación, causó entre los venezolanos el año pasado: las negociaciones entre el chavismo y la oposición en República Dominicana.
Hombres con trajes y expresiones formidables, pero que usan su oportunismo por sobre todas las cosas... me atrevería a decir que en todos los bandos. Sería más que ridículo comparar ambos diálogos, pero hay algo que tienen en común: la incertidumbre.
Se han cambiado los hombres de palabra, por las palabras de hombres que hoy carecen de honestidad. El recelo y la paranoia vive dentro de los ojos expectantes no solo de aquellos que se sientan en la mesa, sino del pueblo que espera detrás de las puertas. Las expectativas opacas han creado en el ciudadano un continuo estado de desesperanza... y es que en este tiempo de cadenitas de WhatsApp, peleas por el tamaño de botones y las 'fake news', uno simplemente ya no sabe que creer.
La era de la información, y de los desinformados, que no tienen otro remedio que dejar su confianza en aquellos hombres uniformados para sobrellevar los designios que depara el porvenir, cosa que no es una dinámica nada nueva, remonta a unos antecedentes demasiado antiguos como para dilucidar el momento en el que empezaron. Sin embargo, hoy mas que nunca nuestra vida depende de esas charlas a puerta cerrada que ninguno de nosotros llegará a oír a la espera de algún portavoz que diga aquello que mas esperamos, o que mas tememos.
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