El próximo párrafo es, en su
totalidad, pedazos de las canciones de Apache y Canserbero (raperos venezolanos) con el
fin de explicar una Venezuela de miseria que no empezó con Maduro:
“Venezuela,
tierra de clima tropical pero habitantes fríos, no elimina de su día a
día la constante tragedia,
racismo y clasismo. Donde los delincuentes
arremeten contra inocentes; donde ya no hay puesto libre en el
autobús ni cama en el hospital para que madres den a luz ni cupos en
la Central para esta juventud que muere joven; donde hay autopistas
sin luz y pueblos sin asfaltado mientras da un discurso bonito el
jefe de estado; donde la papa esta escasa y la taza de la violencia en
alza.
Un país
en el que la policía es el hampa en uniforme, simples delincuentes con
placa en el pecho y cuyo sueldo inconforme los incita a chantajear y
estafar. Un país en el que en la rifa de la muerte tu número puede ser el
próximo; donde nadie se mete ni para ayudar a la señora que la roban
sola porque cualquiera tiene una pistola; donde la vida todo el
tiempo está en riesgo y si no la cuidas la pierdes en segundos;
donde las balas llueven y la muerte
es más rápida que el sonido. Ciudades llenas de monóxido
y bocinas atorrantes en todas partes, donde las personas caminan con un poco (o
bastante) adrenalina.
Una
nación donde prefieren comprar aviones de guerra que cuestan más que
construir una escuela donde pudieron formar a los niños que hoy en
día son delincuentes o mujerzuelas; despilfarrando millones para campañas
políticas a diario, cuando con un cuarto de eso harían el hospital en
mi barrio donde se pudo haber salvado tanta gente.
Donde hay
personas que no quieren aceptar que el peor ciego es el que la venda no se
quiere quitar, donde no puedes confiar ni siquiera en los diarios que
lees porque todo está preparado y previamente pagado y
comprado. Todos, peones de gobernantes que quieren encerrarnos en una vil
filosofía.”
Muchas de
esas palabras fueron escritas antes del 2012. En 1970 ya Renny Ottolina nos
avisaba del peligro que supone una sociedad dependiente del Estado y la amenaza
a la libertad que ya se podía oler en ese momento. En 1963, Miguel Otero Silva ya
nos contaba entre las páginas de sus libros la crueldad de la dictadura, y es
que hasta en 1929 ya Gallegos nos hablaba de aquella tierra de barbarie,
violencia y corrupción que actualmente no parece haberse desapegado de nuestra
sociedad.
Porque ni
en la cuarta, ni en la tercera, ni la segunda, ni la primera... ninguna de las
5 repúblicas parece habernos convertido en la sociedad civilizada que
Santos Luzardo soñaba. Hoy en día, no es una mentira para nadie, vivimos en el
peor abismo de la historia venezolana, ¿pero no es esto más que la
situación agravada y generalizada de una realidad que lleva demasiado
tiempo, pero estábamos muy ocupados como para ocuparnos de ella?
No
importa cuántos billones de dólares puedan ingresar en nuestra economía rota y
que tanto se puedan llenar nuestros bolsillos si seguimos llevando las cabezas
huecas, que años de historia todavía no han podido enseñar. Y tampoco importa
que el petróleo triplique su precio, cuando el valor de la vida continúa devaluándose.
Va mas allá de los precios y de los gobernantes de turno... ya no se trata de
eso, sino de una frase que incluso puedes encontrar en los grafitis caraqueños:
no es cuestión sino de cultura.
Ya que
tal parece que mientras el "American Dream" de los
gringos es trabajar duro para llegar alto, el nuestro es ganarnos la lotería (pregúntenles
a los animalitos para que vean); y que mientras el común denominador es ganar
mi dinero para comprar mi comida, aquí esperamos un pernil por parte del
gobierno antes de darnos cuenta que nuestros estómagos ahora
están igual de vacíos que nuestros cerebros.
No me
gusta generalizar, pero esa es una realidad ineludible que se batalla a punta
de conciencia y no de rifles, libros y no tanques, amor y no odio. Más
allá de una lucha político-social esta es una lucha de cultura y
moral... aquella moral democrática que tanto se alaba y solo termina siendo el
embuste que ya aprendimos a no creer.
Venezuela
sigue siento el país en donde nacieron los autores que mencioné
anteriormente y de donde salieron las mentes que hoy brillan fuera de nuestras
fronteras... fronteras imaginarias y esparcidas por el mundo, porque cada venezolano que se
ha ido se llevo un pequeño pedazo de Venezuela consigo; falta entonces que
vuelvan para unificar no aquel pedazo de tierra al norte del sur, sino para
unificar ese sentimiento tricolor debilitado ante la incansable lucha por el poder que no hemos sabido acabar.
Para terminar y citando a
Apa y Can nuevamente:
"Podemos pero no queremos cambiar... antes de regalar a otros la
culpa, hay que empezar primero con aprenderte a evaluar, aceptar lo que
está mal y cambiar.
Me di
cuenta que en realidad no falta nada más que recuperar la fe y las
ganas. Sin soñar jamás lograremos cambiar. El éxito se alcanza
con empeño, pero a veces también hace falta soñar.
La clave es
alejarse del entorno negativo y transformar toda esa energía en algo
productivo, como el que se
enfoca en cumplir objetivo y ser constante, o el estudiante que se faja para
ser alguien importante... el padre de familia, que la pasa en vigilia para
salir al día siguiente y sacar a los suyos hacia adelante.
¡Levántate! Contra los clanes que no quieres que
seas ave y convertirte en una oveja mas.
¡Ponte de pie! Contra
los entes que no les conviene que tu pienses diferente a los demás."
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